El 25 de marzo de 2022, la Unión Europea (UE) y Estados Unidos (EEUU) llegaron a un acuerdo sobre el flujo de datos transatlánticos, que remplaza el fallido acuerdo del Escudo de la Privacidad o Privacy Shield en lo referido a la protección de datos de los usuarios.
Cabe recordar que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) invalidó en 2020 el acuerdo bilateral entre Washington y Bruselas, conocido como Escudo de la Privacidad, a causa del incumplimiento del principio de reciprocidad por parte de EEUU -cuya Ley de Seguridad Nacional ampara al Gobierno y a las agencias federales a acceder a bases de datos de compañías privadas por posibles riesgos terroristas-.
Según el acuerdo provisional, el Gobierno estadounidense se compromete a crear un mecanismo independiente que incluya un tribunal de revisión de la protección de datos para resolver las reclamaciones, mientras que las agencias de inteligencia estadounidenses adoptarán procedimientos para supervisar las nuevas normas de privacidad y libertades civiles.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen ha declarado que el principio de acuerdo permitirá flujos de datos predecibles y confiables entre la UE y EEUU, salvaguardando la privacidad y las libertades civiles, si bien ha aclarado que lo pactado son líneas generales que aún deben trasladarse a un texto legal. Por su parte, Joe Biden, presidente de EEUU, estima que la posibilidad de transferir de nuevo datos personales tendrá un impacto de aproximadamente 7.100 billones de dólares.
Sin embargo, la postura de Margrethe Vestager, vicepresidenta de la Comisión, no es tan optimista, pues opina que la validez del futuro acuerdo se decidirá en los tribunales, como ya ocurrió con los dos pactos anteriores. Igualmente, el abogado austriaco Max Schrems, cuyas campañas condujeron a los vetos judiciales asegura que “lo que escuchamos es otro enfoque de parches, pero ninguna reforma sustancial por parte de los Estados Unidos”, por lo que no descarta impugnar el nuevo acuerdo si no cumple con el Derecho de la UE.
Respecto de la industria tecnológica, el principio de acuerdo ha sido recibido con gran acogida, dado que desde que “se tumbó” el Escudo de Privacidad, las compañías del sector han sufrido dificultades para poder seguir operando y almacenando información de los usuarios europeos.
En todo caso, habrá que esperar al desarrollo de la nueva normativa para determinar si la transmisión de datos entre la UE y EEUU cumple con los estándares de privacidad y seguridad necesarios.