Las finanzas sostenibles son aquellas que además de los criterios estrictamente financieros (rentabilidad, riesgo y liquidez) incluyen criterios ASG (ambientales, sociales y de gobernanza) en el proceso de toma de decisiones de inversión.

Los criterios ambientales consideran actividades que afectan de forma positiva al medio ambiente. Ejemplos serían la no contaminación del aire y agua, la lucha contra el cambio climático, la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, la eficiencia energética, el respeto a la biodiversidad, el uso de energías renovables, etc.
Los criterios sociales buscan, entre otros objetivos, reducir la desigualdad a través de la inclusión de los colectivos más desfavorecidos. Por tanto, incluyen aspectos relacionados con la salud, la educación, los derechos humanos, los derechos de los trabajadores (riesgos y condiciones laborales, explotación de niños o inmigrantes o de personas en riesgo de exclusión social…).
Los criterios de buen gobierno se refieren a cuestiones de gobierno corporativo de la empresa, a la calidad de la gestión y a su cultura. Ejemplos de factores o elementos de buen gobierno son la rendición de cuentas, la independencia y composición de los órganos de gobierno, la reducción de la brecha salarial entre hombres y mujeres, la presencia de las mujeres en cargos directivos, la no discriminación de los trabajadores por sexo, edad, capacidad, etc.
En consecuencia, las finanzas sostenibles permiten el diseño de distintos productos financieros que fomentan el desarrollo sostenible y tratan de equilibrar rentabilidad y sostenibilidad. Actualmente podemos encontrar, entre otros:
- Fondos de inversión que aplican criterios ASG: son instrumentos de inversión y ahorro (instituciones de inversión colectiva) que incluyen criterios ASG en su política de inversión. Esta política de inversión está definida en el folleto o DFI (Documento con los Datos Fundamentales para el Inversor).
- Fondos de inversión solidarios: son instituciones de inversión colectiva que ceden una parte de la comisión de gestión a determinadas entidades benéficas o no gubernamentales.
- Bonos verdes y sociales: son emisiones de deuda pública o privada, emitidos a medio y largo plazo para financiar proyectos respetuosos con el medio ambiente o que persiguen mejoras de tipo social.
En cuanto a las ventajas de invertir en carteras sostenibles, se ha analizado que en nueve años, una cartera con los mejores perfiles ASG genera una rentabilidad 2,3 veces mayor que una con los peores perfiles ASG, por lo que se pone de manifiesto que la combinación de criterios ASG permite generar más valor a largo plazo. En paralelo, se insiste en que entre los beneficios de apostar por criterios ASG se encuentra el de la propia innovación empresarial al redirigir los criterios de inversión y de financiación. Un enfoque de innovación que puede conseguir una sociedad más justa y equilibrada, y que redundará en mayores oportunidades para las empresas.
Sin embargo, no hay consenso entre las agencias de calificación sobre la manera exacta de calificar los perfiles ASG de las empresas. Por ello, es crucial conocer bien cómo se construyen estas calificaciones, es decir, la metodología que las sustenta. Esto es importante antes de seleccionar un proveedor, pero también una vez que se selecciona el proveedor y las calificaciones se integran en el proceso de inversión. En esta línea, cabe señalar que las métricas son cada vez más cuantificables, gracias a la aprobación de normativa específica como el Reglamento de Taxonomía (Reglamento UE 2020/852, de 18 de junio de 2020, relativo al establecimiento de un marco para facilitar las inversiones sostenibles) o el Reglamento SFDR (Reglamento UE 2019/2088 sobre la divulgación de información relativa a la sostenibilidad en el sector de los servicios financieros.

https://www.formafinformacionfinanciera.com/curso-en-gobierno-corporativo-y-asg/

https://www.formafinformacionfinanciera.com/curso-sobre-los-productos-de-inversion/